sábado, 22 de junio de 2024


 

Una montura indigna para el caudillo

En el Palacio de Miraflores se conserva una pintura ecuestre del expresidente Joaquín Crespo, realizada por el insigne artista Arturo Michelena. El cuadro se encuentra en un salón de ese edificio que lleva el nombre de este caudillo, quien había ordenado la construcción del palacio, actual sede de la Presidencia de Venezuela. En la pintura, Crespo monta un ejemplar blanco de hermosa crin e impresionante alzada, que recuerda a esos robustos caballos de paso españoles de ascendencia árabe. Curiosamente, Crespo encontró la muerte sobre el lomo de una montura en la famosa batalla de “La Mata Carmelera” en Cojedes, donde acudió a dirigir las acciones contra el general José Manuel Hernández, mejor conocido como “El Mocho Hernández”. Crespo recibió la bala de un francotirador emboscado sobre un árbol, identificado por algunos como Pedro Pérez Delgado “Maisanta”, supuesto tatarabuelo del presidente Hugo Chávez. Pero lo realmente paradójico de esta historia es que el general Crespo murió montado en un burro y no en un caballo, pues ese fatídico 16 de abril de 1898, el caudillo esperaba guiar la acciones a una distancia prudente. En todo caso, Joaquín Crespo encontró la muerte encima de una montura indigna de su jerarquía política y militar en “La Mata Carmelera”.

El la novela El Santo del Amor, el fantasma del general Crespo visita algunas noches los pasillos y salones del Palacio de Miraflores y, cada vez que sus ojos tropiezan con su retrato ecuestre, despotrica sobre su mala fortuna y el mal chiste que puede ser el destino de los hombres.


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