sábado, 29 de marzo de 2025

 


La leyenda de un expresidente que gobierna más allá de la muerte

En el Palacio de Miraflores existe un retrato ecuestre del expresidente Joaquín Crespo, pintado por el célebre artista Arturo Michelena. El cuadro se encuentra colgado en el salón que, precisamente, lleva el nombre del caudillo, quien había ordenado construir la edificación como su residencia familiar a finales del Siglo XIX, pero que nunca llegó a ocupar. Según una leyenda, el alma en pena del exmandatario ronda algunas noches el palacio, donde mira con amargo encono su estampa sobre un hermoso corcel, cuando en realidad e irónicamente murió montado sobre el lomo de un humilde burro. Hay quienes, incluso, responsabilizan al espíritu de Crespo de muchas de las decisiones equivocadas que toman los gobernantes venezolanos de turno, gracias a persuasivas y embrujadas sugerencias, susurradas a sus oídos en el despacho presidencial. Si quieres saber más acerca de esta leyenda, te invito a leer la novela El Santo del Amor. Allí descubrirás cómo el espectro de Joaquín Crespo pudo haber estado involucrado en uno de los escándalos de corrupción más sonados de Venezuela.


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